miércoles, 9 de abril de 2014

Un café para dos

La misma postal repetida de un disparo de imágenes en ráfaga, ciento un fotografías similares pero no iguales, mostrando el sol, el atardecer, las sombras que aparecen, las luces que despiertan, los autos que van, los que regresan, quizás los mismos en sentidos distintos, dejando un halo resplandeciente en cada toma. La mesa en el fondo con los vasos subiendo y bajando, intermitentes, vaciando su contenido, mostrándose paralelos, aburridos, a punto de acabar. La nuestra, sola, vacía, casi, sino fuera porque aun permanezco esperando, como siempre, esperando un mozo lento y una compañía demorada, un encuentro esperado, una imagen casi repetida, como las fotos que se muestran tras el lente, como la figurita elegida del álbum, como la canción que se toca una y otra vez en el corazón.
Detrás de la postal, quedan fotografías guardadas, recuerdos arrumados ya no en una caja de zapatos sino en una memoria virtual, casi efímera. Son recuerdos átonos, sin expresión, sin letras que los circunden. Son palabras combinadas, cruzadas, palabras raras, parecidas a las que aparecen en el crucigrama del diario de hoy, del día anterior y de todos los demás que se quedaron inconclusos por falta de café.
Siempre espera una sola ser pronunciada pero no escrita para completar el cuadro, para que horizontal y verticalmente encajemos. Sueños de la misma realidad. Preguntas del corazón con respuestas que no quieres oír, tampoco pronunciar, menos escribir y jamás firmarlas tras una decisión.
Amor en sepia. Amor como respuesta, color de antaño que se queda en el rincón de una fotografía sin matiz, sin distinguir el día de la noche, el sí del no, como un referéndum de vida, como los sueños de esta noche que se esfumarán al salir el sol.
Actitudes al amanecer, tu belleza antes que el sol emerja puede ser cualquiera; la penumbra dibuja todo lo que la mente desea porque los ojos siguen ciegos a cualquier visión. Después que las estrellas palidecen, no queda ningún reflejo para observar, no quedan más que recuerdos de un rostro juvenil, de ojos brillantes, labios sedientos y cabellos al viento. Son sólo recuerdos de la mañana siguiente, la impresión de la noche siguiente que se guardó en la memoria, sin ser real, solamente un arreglo del photoshop del imaginario, para que no existan imperfecciones entre nosotros, para que el recuerdo perdure como un pudo haber sido, después de todo siempre existirán lugares para ir y volver, como los autos que pasaron y volverán la próxima tarde. Siempre habrá momentos para estar y olvidar, como los que se viven hoy y se añoran volver a vivir mañana. Siempre existirá una frase inconclusa, un gesto incompleto, una palabra con ausencia de letras en un crucigrama cualquiera que necesita dos manos para ser llenado, tú horizontal y yo vertical, nosotros en una letra común, en un café para dos al que siempre volveremos, porque aun al atardecer, siempre es mejor hacerlo juntos, siempre es better when we´re together.