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Doisneau |
-
Doisenau.
-
¿Dois?
-
Duas.
-
Two.
-
¿Yo?
- Si, tú.
Para
empezar estuvo bueno y para terminar mejor.
Será
que no tengo vocación de ingeniero del amor, de esos que intentan arreglar todo
lo que rompe la ilusión y si rota está, entonces más vale cambiarla que repararla,
porque todo se repone menos el corazón que nunca se quiebra, sólo se adormece,
descansa, toma aliento y vuelve a latir, vuelve a empezar.
Y la rueda asoma y gira.
Será
que las ganas de viajar siempre están, por eso hice una y mil travesías en alta
y bajamar, buscando un nuevo horizonte, guiado por la estrella del norte, pero
no hay ganas de volver, menos aquí, menos a ti, los regresos son más tristes
que las despedidas, sobre todo cuando no esperas volver, volver a empezar.
Y un beso puede ser
saludo y despedida.
Será
que la soledad se ha vuelto tan buena compañía que su presencia me sabe mejor
que la tuya y ves te fuiste y nada pasó, nadie murió, todo volvió a ser lo que
fue y la felicidad siempre estuvo en mí y no en los demás, por eso tu compañía
ya no es la mía, así que para qué otra vez empezar.
Y caminar a su lado es
seguir.
Será
que envejecer es normal y si tenemos la suerte de sumar años, sumemos
experiencias, sumemos arrugas pero cada uno desde su orilla, en su propia compañía
o soledad. Igual se ha de envejecer, así que no se trata de llegar sino de
andar y nuestro paso ya es desigual, iniciamos la partida hace varias millas y
no se puede volver a empezar.
Y mirar en silencio la
vida.
Será
que tu voz era la que transmitía esa verdad, esa sin reproches, siempre limpia
y cristalina como agua, como cristal; pero no hay más verdades para saber sino
misterios que descubrir, lugares que visitar, personas que conocer, días en
soledad, ya sin mirar atrás, sin extrañar porque el pasado quedó dormido, sostenido
en una canción y nuestra historia acabó al empezar.
Será
entonces que para empezar, mejor es terminar.
Y me sostengo en mí, sin
caer.
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