miércoles, 18 de diciembre de 2013

Atardecer

Another aeroplane
Another sunny place
I’m lucky I know
But I wanna go home
No es el lugar, tampoco la gente, no hay que buscar el hogar ni sentirse amado, todos los lugares, todas las personas, todas las culturas sienten lo mismo, algo para dar y recibir, una Rsonrisa sincera dibujada con el pincel del corazón pintada con el alma, dar y recibir no para recibir, no siempre se recibe pero si es posible dar.
Este es el lugar, sólo contigo, nuestro hogar, una nube nunca más virtual, un espacio real aquí en la playa de juncos a medio crecer, de hojas al viento, cabellos alborotados bajo nubes parciales que pintan un cielo de paisaje de infancia, de dibujo soñado, sintiendo lo que sienten todos, viviendo lo que viven todosi, alguna vez, solamente una vez en la vida, como dice Agustín, dibujando una sonrisa con el pincel del alma, pintada con el corazón de tonos multicolores de cielo propio, de historias con leones blancos y duendes de orejas puntiagudas, de princesas guerreras, vacas que beben vino, un dios Baco que bebe leche, de finales felices a la orilla del mar, con el pantalón recogido, con el vestido salpicado, con el sentimiento hinchado y el latido al compás del vaivén de las olas.
No hay más mar calmo ni días solitarios, ni amaneceres con neblina, ni desayunos con pan sin ilusión. Ahora siempre está el café por la mañana, la sonrisa dibujada de a dos, con alma, corazón y vida, pintada y barnizada, con brillo y doble mano, más intensa que el sol, brighter than sunshine, intensa como los dos en este beso que perdura una tarde, toda la noche hasta el nuevo día, hasta la mañana soleada de este verano que se prolonga hasta el invierno, dando y dando, sin sentir frio, sin esperar estaciones intermedias, no hay flores de primavera preparándose para su caída otoñal, no hay cielos grises ni noches frías, ahora todo es caliente, cálido, caluroso, con un sol ardiente que abriga pero no sofoca, con un sentimiento compartido flotando en la brisa marina, con un grito ahogado en la amplitud del horizonte.
Es una silueta de a dos, con una mano que sostiene, la otra que acaricia, dos más que abrazan, cuatro que aman, que despiertan los sentidos, rozan los rostros, mueven las olas, erizan la piel, atizan al viento, hacen girar el mundo, erigen una ciudad de castillos con arena de cimientos, con sentimientos, sin luces de neón pero con un león blanco, albo, puro, de esos que invitan al sueño, de esos que a la mañana siguiente cumplen deseos, ese deseo contenido en un abrazo duradero, en un halo continuo, en un beso cautivo, en un anhelo mío, tuyo, nuestro, de todos, en estas ganas  furiosas de volver al hogar, de volver a verte otra vez al atardecer.

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