¿Si
alguna vez el tiempo importó? Si, alguna vez importó, alguna, una, sólo esa en
la que se detuvo, a esa hora, esa tarde, faltando poco para las 3, para esos
tres que no coinciden, que nunca lo harán. Debimos quedarnos en la hora
anterior, la de dos, las 2.
Si
alguna vez te preguntas la razón. Si pasa esa vez, no pierdas la razón, ni la
tuya ni la de ella, no gastes el tiempo intentando lo que no pasó, no
despiertes en la madrugada, nunca a las 3, la hora del insomnio, de nuestros
demonios, del tiempo de distancia; sólo duerme, cierra los ojos y recuerda que
no hay más horas pérdidas ni que perder, no hay nada cuando el mundo queda
suspendido en una oración.
Volver
ahora, ayer o mañana, volver a tu boca, a la adicción que me aloca, al día que
se evoca, al viento que erosiona la roca, al piano de la pata rota que toca
siempre la misma nota, a tener el alma rota, al casino de corazones y sotas, a
la discusión idiota sobre el gato con botas.
Volver no será, como no serán más las
caricias, ni las palabras locas; todo acabó aquí, no ahora, no ayer, no sabremos cuando, ya no hay manera
ni forma de decir que sí, tampoco esperes un no, será entonces el silencio
sonando antes de dar la alerta, el campanazo final, la hora que no llegará.
Volver
a los recuerdos, a las memorias, a las hojas secas de otoño y la luz de una
tarde.
Volver
para verte huir, esperar una alarma que me diga que te vas y desear que
regreses.
Volver
al hemisferio para ver el amanecer por segunda vez en un mismo día y pensar en
regresar sólo para que no sea más de noche.
Volver,
volver, volver, a tus brazos otra vez y esfumarme entre ellos para dejar que el
sueño te aborde y mis pesadillas se queden entre sábanas calientes.
Volver,
again, volver porque todos vuelven a
la tierra en que nacieron, a morir por un sueño donde no se es profeta.
Volver
a la misma tarde de la hora intermedia, de un hasta luego y buena suerte, de la
canción sin cantante entonada por la vida.
Volver
a la sonrisa provocada, al sonido del viento ocultando una palabra hiriente, al
movimiento de tu cabello disfrazando el gesto prohibido, a la mirada cómplice y
una caricia final, una promesa etérea y un adiós compartido.
¿Si
alguna vez el tiempo importó? Sí, alguna vez importó, esa vez en que el tiempo
fue eterno y luego, sólo un recuerdo de volver.
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